Hola a todos, soñadores y soñadoras.
Traemos hoy una entrada con una temática algo especial. Se trata de un repaso de "La gran huída" (Dreamscape, 1.984), una entretenida, simpática y estimable película con la que "Pesadilla en Elm Street" tiene ciertos elementos en común. Para abrir boca, nada mejor que el espectacular póster que dibujó el genial ilustrador Drew Struzan, sin duda uno de los tres mejores ilustradores de carteles de cine de todos los tiempos sin ningún género de dudas.
Pues bien, otra de las que podrían estar en esa lista (siempre que la ampliáramos a veinte o treinta títulos), quizás más modesta, quizás no tan conocida, fue
"La gran huída" (
Dreamscape, Joseph Ruben), estrenada en Estados Unidos el 15 de agosto de 1.984, y en España el 6 de noviembre del mismo año, justo una semana antes de mi tercer cumpleaños. Se trata de uno de esos ejemplos de película que comienza con pulso trepidante, pero quizás se desinfla un poco en su nudo central, posiblemente por ciertos defectos en el planteamiento del guión, que más tarde comentaremos. Aún así, se trata de una película con unos valores, sobre todo artísticos y visuales, incuestionables.
Los preciosos títulos de crédito
'La gran huida' fue dirigida por Joseph Ruben, que posteriormente dirigiría películas menores como 'El buen hijo' o 'Durmiendo con su enemigo', guionizada por el propio Ruben, David Loughery y Chuck Russell (sí, el director de 'Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño') y protagonizada por un solvente Dennis Quaid, el estupendo Max von Sydow, Christopher Plummer (en su habitual papel de tipo que parece bueno pero que acaba siendo malo, tras pasarse toda la película luciendo su habitual mirada "de sospechoso"), y una bellísima Kate Capshaw, quizás aún más deslumbrante que en su aventura con el Dr. Jones.
El doctor Paul Novotny y Alex Gardner, a punto de entrar en los sueños
La bellísima doctora Jane Devries
La película, a grandes rasgos, sigue las andanzas de Alex Gardner (Dennis Quaid), un joven con extraordinarias capacidades psíquicas que anda algo desorientado por la vida, zanganeando, seduciendo mujeres y apostando a los caballos.
Alex Gardner, un carismático Dennis Quaid
En un momento, es contactado por un antiguo mentor suyo, el Dr. Paul Novotny (Max von Sydow), que le propone participar en un proyecto secreto en el que está trabajando, y que resultará ser una avanzadísima tecnología que permitirá a un individuo introducirse en los sueños de otro, con el fin de solucionar problemas que éste tenga en su vida. Formando parte del equipo del Dr. Novotny están, entre otros, la bella doctora Jane Devries (Kate Capshaw), el inquisitivo Blair -el enlace con el gobierno norteamericano, al estar el proyecto sufragado por éste-, y un par más de psíquicos que participaban de las incursiones en los sueños antes de llegar Alex, entre los cuales el más destacado es el insoportable Tommy Ray Glatman (David Patrick Kelly), que muestra unos celos casi patológicos de Alex desde el primer momento que sale en la película.
El doctor Novotny y Bob Blair
Ya avanzado el metraje, descubriremos que el Presidente de los Estados Unidos (Eddie Albert), amigo personal de Blair, sufre terribles pesadillas, lo que le hace estar no muy centrado en la carrera nuclear del país, hecho que podría tener fatales consecuencias.
Blair con el Presidente de los Estados Unidos
Así, el presidente accederá encantado a someterse a los experimentos de su organización. Pero -oh, sorpresa- Blair ha descubierto en sus secretos experimentos paralelos que si alguien muere en su sueño, muere en la vida real, así que decidirá que mejor se quita de enmedio al Presidente, no vaya a tomar una mala decisión respecto a la política nuclear. Como no, Alex, que se revela como un psíquico con tal poder que acabará no necesitando de ningún aparato para acceder al sueño, acudirá al rescate.
Alex, al rescate del Presidente, dentro de sus sueños
Si entramos a valorar la película, tendremos que decir, una vez más, que la película es correcta, entretenida, en algunos aspectos del todo fascinante, pero deja un poso algo irregular, pues podría haber sido mucho mejor. Entre sus muchas virtudes, Dennis Quaid es carismático y cumple, y cuenta con unos secundarios de lujo (incluso el estupendo Peter Jason, actor fetiche del maestro John Carpenter, se deja ver), entre los que destaca sin lugar a dudas Max von Sydow; visualmente, la película es una delicia, los segmentos que transcurren en los sueños son francamente espectaculares, con algunos momentos memorables (la pesadilla del niño al que ayuda Alex, que parece sacada del expresionismo alemán) y un cierto carácter onírico francamente convincente. El poso de amenaza nuclear que se respira a lo largo de la película le da empaque al conjunto, sobre todo en la secuencia final del sueño del Presidente.
El entorno de pesadilla post-nuclear del Presidente
La vertiginosa primera incursión en el mundo de los sueños
Pesadillas con toque expresionista
Pero claro, la película también tiene sus problemillas. Para empezar, es, aunque entretenida, algo lenta, y le falta ritmo. Además, la supuesta relación entre Alex y Jane resulta del todo precipitada, trasnochada y caduca, cayendo en todos los tópicos en que podía caer. Por mucho que Jane sea muy profesional, y sólo quiera intimar con Alex en sueños, no termina de funcionar el asunto, y resulta un poco torpe y plano en la película.
Uno de los principales problemas de la película
Por otro lado, si uno echa la vista atrás, los momentos de la película que transcurren dentro del sueño (que son los verdaderamente potentes) se hacen un poco escasos, predominando la intriga gubernamental (algo aburridilla, por cierto), y no pocas persecuciones en clave setentera. Además, es indudable que, una vez presentados los jugadores, la película se hace un tanto predecible, sobre todo en lo concerniente a los personajes de Bob Blair y Tommy Ray Glatman. Y resulta francamente inverosimil que alguien como el Presidente de los Estados Unidos se preste a participar de un experimento tan incierto como éste, por mucho que no descanse bien por la noche.
Aún así, se trata de una película totalmente recomendable, y que seguro disfrutaréis, si os animáis a darle una oportunidad. Pero si hemos traído esta película aquí, es fundamentalmente para hablar de su vínculo con nuestra adorada saga. Vamos al lío.
Tanto
'La gran huída' como
'Pesadilla en Elm Street' fueron estrenadas en 1.984. Mucho se ha escrito sobre cuál de las dos películas fue la que "homenajeó" a la otra, pues ambas tienen no pocos elementos en común, que iremos desglosando.
Para empezar, ambas tienen parte de su desarrollo en el mundo de los sueños, y en ambas, la muerte en los sueños conllevaría la muerte en la realidad. En
'Pesadilla en Elm Street', esto es aprovechado por Freddy Krueger para vengarse de los padres que se tomaron la justicia por su mano, mientras que en
'La gran huída', de partida, se trata de una investigación para mejorar la calidad de vida de aquellos que sufren pesadillas. De hecho, esta investigación transcurre en el Thornhill College, un centro universitario de investigación cuyas instalaciones bien podrían recordarnos a las del instituto Katja para el estudio de desórdenes del sueño de
'Pesadilla en Elm Street'.
Buddy y Alex, a punto de ser conectados en el Thornhill College
Por otro lado, en el sueño de Buddy, el niño al que Alex ayuda en su primera incursión en el mundo de los sueños, aparece un terrorífico y fascinante personaje que habíamos dejado para el final: se trata de un Hombre-Serpiente (que bien podría parecer sacado de 'Masters del Universo') que le aterroriza y le persigue en sus pesadillas de manera recurrente, como hacía Freddy con los niños de Elm Street.
El terrorífico Hombre-Serpiente que aterroriza a Buddy
Alex conseguirá ayudar al chico a enfrentarse al Hombre-Serpiente, si bien supone una experiencia bastante traumática para él. Tommy Ray, en una escena algo redundante (y que telegrafía a la legua lo que pasará después), descubre el miedo que el Hombre-Serpiente ha causado a Alex, y en su enfrentamiento final, tomará esta forma para aterrorizarle, de manera similar a cómo Freddy toma distintas formas en la tercera película (incluso de serpiente, para más inri).
Tommy Ray tomando la forma del Hombre-Serpiente
En su enfrentamiento con Alex en el sueño del Presidente, Tommy Ray convierte sus uñas en unos afilados cuchillos metálicos con los que le raja, si bien éste descubre que "en los sueños puede suceder lo que uno quiera", y sana al instante. ¿Os suena?
"Arañaba las cosas con sus largas uñas..."
Hay también un par de secuencias de los sueños que nos recuerdan a colorimetrías y modos de rodar que vimos posteriormente en
'Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño'. En la pesadilla de Buddy, vemos tonos azulados e iluminación parecidos a los del enfrentamiento entre Freddy y Will, y los tonos rojizos y los entornos industriales de la pesadilla del Presidente nos recuerdan al infierno donde los guerreros del sueño se enfrentan con Freddy. Esto podría parecer razonable, pues el director de ésta, Chuck Russell, fue uno de los guionistas de 'La gran huída'. Aquí tenéis un par de ejemplos. En ambos, arriba
'La gran huída', abajo
Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño':
Aunque quizás el guiño más simpático y aplastante de todos lo tengamos en el póster de la primera película, de Matthew Peak. Tal y como el propio Matthew reconoce en los extras del maravilloso documental
'Never Sleep Again', concretamente en el segmento
"Elm Street Poster Boy", tuvo la idea de incluir dentro de su estupenda ilustración un pequeño rostro, justo encima de la mano de Freddy, que claramente remite al Hombre-Serpiente de
'La gran huída'. Según cuenta Matthew, incluyó este rostro sin decírselo a nadie ni pedir permiso, como un homenaje que le pareció divertido.
El Hombre-Serpiente, en el póster original
Si alguno de vosotros se está llevando las manos a la cabeza gritando '¡Plagio!', tranquilos, que no es para tanto el tema. Mucho se ha escrito sobre qué fue antes, si 'Pesadilla en Elm Street' o 'La gran huída'. Según sabemos, Wes Craven empezó a mover el guión de la primera pesadilla en 1.981, y llevaba trabajando en ello desde finales de los setenta. 'La gran huída' fue escrita en 1.980 y vendida a 20th Century Fox en abril de 1.981; estuvo de mesa en mesa dentro del estudio unos cuantos años, hasta que fue filmada de manera independiente a principios de 1.983. Respecto a la similitud entre ambas, Robert Shaye, cabeza de New Line Cinema hasta hace bien poco, dice lo siguiente:
"Fui animado a ofrecer la película ('Pesadilla en Elm Street')
a Paramount. Mi compañero Michael Lynne representó a Sean Cunningham cuando vendió 'Viernes 13' a Paramount. Pasaron de la película porque no pensaban que las películas sobre sueños asustaran los suficiente, porque acababa de salir una pelicula sobre sueños ('La gran huída')
, una película de terror que no tuvo mucho éxito".
Wes Craven también tiene algo que decir sobre el tema:
"Hablando sobre 'La gran huída', tuve la sensación de que las similitudes eran demasiado cercanas, incluyendo a alguien con cuchillas en sus dedos. Recuerdo sentarme en el cine y notar como mi corazón latía más despacio. Pasó un año y medio, y creo que lo que pasó fue que esa película no perduró en la memoria de la audiencia".
No podemos olvidar tampoco que en el mundo del cine está casi todo inventado. Para demostrarlo, basta con echar un vistazo al noveno episodio de la primera temporada de la serie
'The Twilight Zone', emitido por vez primera el 26 de noviembre de 1.959, y titulado
'Perchance to dream'.
Cabecera del susodicho episodio de 'The Twilight Zone'
En este episodio, un hombre con problemas cardíacos acude a la consulta de un psiquiatra. Su problema: lleva ochenta y siete horas sin dormir. Cree que si duerme morirá, pero permanecer mucho tiempo despierto irremediablemente afectará a su corazón. En sus sueños, una terrorífica y sensual bailarina de circo llamada Maya, "la mujer gato", interpretada por Suzanne Lloyd, intenta matarle, introduciéndole en una montaña rusa, sabiendo que su corazón no lo aguantará. Si duerme, morirá en el sueño. Si permanece despierto, acabará muriendo también por la fatiga.
La fatídicamente sensual Maya
Como era de esperar, lo que sucede en el sueño acaba teniendo fatales consecuencias en la realidad. Una vez más... ¿os suena? Para subrayar el tema, cabe añadir que Maya lleva las uñas más largas de lo normal (incluso para una mujer), y además en el interior de una de las atracciones del circo -una suerte de pasaje del terror- podemos ver una curiosa escultura de una serpiente gigante...
¿Casualidad? ¿En serio?
Wes Craven siempre ha negado haberse sentido influenciado por este capítulo de 'The Twilight Zone'; sin embargo, es bien sabido que es fan de la serie, e incluso dirigió cinco capítulos de su
revival en los años ochenta. Que cada uno saque sus propias conclusiones...
Pero no olvidéis la conclusión de Rod Serling sobre el capítulo:
"En medio segundo, un hombre puede tener un sueño de treinta minutos..."
Esperamos que hayáis disfrutado con la entrada. A mas ver, soñadores...
La gran huída en IMDB